Escritura

Mi Escritura: Rutina y método

¡Hola! Hoy os traigo una nueva entrada sobre escritura. El otro día pregunté por Twitter si a alguien le interesaría que hablara por aquí sobre mi forma de escribir y la respuesta fue muy positiva (confieso que me sorprendió que os interesara tanto, pensaba que no me iba a hacer caso ni el Tato). Así que voy a intentar reflejarlo todo en esta entrada. Si tenéis alguna duda, queréis más post del estilo u os ha gustado, sin más, podéis dejármelo en los comentarios. ¡No muerdo!

Antes de empezar, quiero aclarar que este es el método que me funciona a mí. Valga la redundancia, eso no significa que funcione a todo el mundo. Escribir es un acto único, casi mágico. Si algo de lo que os cuento aquí debajo os sirve y lo podéis aplicar a vuestra rutina, ¡adelante! Pero no os sintáis mal escritores ni nada por el estilo si vuestra rutina es muy distinta o no hacéis nada ni remotamente parecido. Cada persona sabe qué le funciona mejor. Porque nosotros también somos únicos, como nuestras historias. Yo solo os voy a hablar de cómo escribo y lo que más me ayuda 🙂

Planificación… o cómo ser una mapa odiosa

En realidad este punto daría para otro post (si os interesa decídmelo jeje). Ya lo he comentado muchas veces, pero yo planifico al dedillo mis historias. Por norma general dedico uno o dos meses a la documentación y planificación: investigo qué libros o fuentes oficiales puedo consultar, apunto todo lo que me interesa para la historia y luego ya empiezo con el guion.

Las últimas novelas que he escrito son contemporáneas y modernas, por lo que la documentación que he tenido que realizar tampoco me ha traído mucho por el camino de la amargura. El tema cambia si os enfrentáis a una novela histórica, fantástica… Aun así, procurad hacer hincapié en este punto, sea cual sea la temática o el género. Una ambientación bien construida siempre es algo de agradecer y uno de los puntos más fuertes (y favoritos) de la mayoría de lectores… entre los cuales me incluyo.

CONSEJO: En este proceso ayuda mucho tener varios cuadernos preparados. Yo suelo tener dos para cada proyecto: uno para personajes, en el que apunto rasgos de su personalidad, cómo actuarían en distintas situaciones, gustos, historia personal… y el otro para hacer anotaciones, es el que me suelo llevar cuando salgo de casa por si se me ocurre algún diálogo o el desarrollo de una escena. Las notas del móvil también sirven, pero le restan encanto al asunto. La documentación suelo tenerla dividida en distintos archivos y carpetas por temáticas en el ordenador, para poder acceder de manera accesible cuando necesito refrescar algo.   

Leo, luego escribo

Antes de cada sesión de escritura y una vez que la historia ya está planificada, procuro leer una media horita antes de encender el ordenador. Busco libros con voces, narradores o temáticas similares a lo que estoy escribiendo para coger inspiración e ir entrando en materia, como se dice comúnmente. Me ayuda mucho leer a autores y autoras con los que soy capaz de entablar algún tipo de comparación, porque sus historias me ofrecen distintas perspectivas de un conflicto al que puedo estar enfrentándome en mi propia novela, por ejemplo. Procuro también que los personajes tengan voces similares, que los recursos que emplean puedan darme ideas para completar las descripciones…   

El secreto del éxito está en el agua

Considero mi habitación y, en concreto, el escritorio mi lugar de trabajo (a falta de despacho). Como la mesa de cualquier otro trabajador de cualquier otra profesión, ¿a qué la cosa cambia dependiendo de cómo esté decorada? Yo me fijo mucho en lo que me rodea para escribir: me gusta tener la mesa limpia y ordenada, los cuadernos bien a mano, algo de música si la concentración se resiste a aparecer, una velita aromática en ocasiones… Pero lo que nunca falta a mi lado es el vaso de agua. Le debo toda mi inspiración. No, pero en serio, bebed mucha agua mientras escribís. Bebed mucha agua en general, pero al escribir rodeaos de botellas y botellas. Son la clave.

¿Se escribe ya o qué?

Un momentito… juro que esto no es una forma de procrastinar, es que soy muy organizada y necesito tenerlo todo bien atado y controlado para que luego nada me distraiga. Cuando siento que mi entorno es el adecuado y estoy centrada, abro el documento de la historia, pero también unos cuantos más. El de guion, el de la documentación que necesite revisar durante el capítulo, el de los recortes (en esta casa no se desaprovecha ni una línea), WordReference… Al lado del ordenador, pero bien lejos del agua, preparo los cuadernos y algunos folios para apuntar cosas sueltas, metáforas que se me ocurren de pronto o dibujos rápidos de alguna zona del escenario.

Parecen muchos elementos caóticos y repetitivos, pero juro que todo tiene un sentido. A veces las cosas se ven distintas dependiendo de si las observas en una pantalla o en una hoja de papel. Hay gente que funciona de manera más visual: yo imagino más vívidamente el dormitorio de uno de los protagonistas, por ejemplo, si hago un dibujo del espacio y coloco algunos elementos que voy a describir también en capítulos posteriores. Así me ahorro el famoso: «oh, dije que había una estantería sobre la cama al comienzo y treinta capítulos después escribo que los libros están en cualquier parte porque no tiene dónde ordenarlos». Para ahorrarme ese tipo de incoherencias, este método me funciona muy bien.

Ahora sí que sí

Cara a cara con mi historia, suelo copiar y pegar el apartado de guion que corresponde al capítulo de ese día en el documento en el que voy a escribirlo. El objetivo es poder echar un rápido vistazo a las anotaciones sobre la trama, diálogos y escenas que ya he planificado y seguir el ritmo narrativo. Cada vez que completo un apartado de guion (lo suelo dividir en momentos clave de las escenas) lo borro de ese documento. Con este sistema evito distracciones y tengo siempre a mano lo que voy a escribir. Nada de quedarse en blanco.

Escribo los capítulos en documentos separados y antes de unirlo en un mismo documento, les hago dos correcciones. Según termino el capítulo, lo reviso para ponerle guiones largos, comillas, alguna coma que se me ha escapado, tildes peleonas… Después, al día siguiente o a los dos días, lo vuelvo a leer. ¿Por qué dejo reposar el capítulo antes de hacer cambios a nivel descriptivo o correcciones de diálogo? Porque es más fácil hacer cambios en frío, cuando te has alejado de lo que has escrito y lo puedes mirar de una manera más «objetiva». Una vez pasan esta segunda revisión, los voy colocando en un mismo documento; ahí es dónde haré las correciones finales cuando complete la novela.

¡Extra! Rutina

¿Cuánto tiempo le dedico a escribir al día? Tengo que confesar que, debido a la situación en la que nos encontramos, no estoy en mi mejor momento escritorilmente hablando. Antes solía dedicarle unas cinco o seis horas al día: la mayor parte por la mañana, que es cuando noto que funciono mejor. Ahora, me doy con un canto en los dientes si consigo escribir tres horas sin perder la concentración. ¿La rutina en la escritura es importante? Depende de muchos factores. Del tiempo del que dispongamos, de nuestra salud mental, de la historia que estamos contando… cada proyecto me exige un esfuerzo distinto. Y eso también es bonito: descubrirlo.

Conoceos. No os presionéis, porque eso solo os llevará a bloqueos. Me ha costado, pero he comprendido que no pasa nada si un día decides alejarte de las teclas y estar tumbado, leyendo o paseando. No somos máquinas: por eso creamos. Y nuestras historias nos necesitan fuertes y sanos, que no nos encierren unas expectativas abusivas o la obsesión con sacar novelas rápido para publicar. Las prisas no llevan a ningún lado.

¡Y eso ha sido todo por hoy! Mañana nos volveremos a ver por aquí sobre esta hora, que toca el relato de mi querida Elizabeth. Espero que os haya gustado mucho esta entrada, subiré prontito más cosas del estilo 🙂

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